miércoles, 6 de enero de 2016


Santa Claus lleva alegría a un niño pobre

Había una vez un niño que se llamaba Irwin que era muy pobre y vivía con su familia en Monterrey. El papá se llamaba Agrin y trabajaba de policía en un edificio y su mamá se llamaba Alejandra y trabajaba limpiando casas.
Irwin visitaba con su mamá la casa de un niño que tenía muchos juguetes en su habitación, ese niño se llamaba Kurt, pero era un niño muy egoísta y envidioso y nunca quería prestarle sus juguetes.
Su mamá también limpiaba la casa de otros señores donde también había un niño llamado Raúl que tenía muchos más juguetes en su habitación. Él si lo invitaba a jugar y a nadar y le prestaba todos sus juguetes.
Aunque a Irwin eso le hacía muy feliz siempre le decía a su mamá que él quería tener sus propios juguetes en su casa, pero sus papas eran tan pobres que ellos no se los podrían comprar. Su mamá le decía que se los pidiera a Santa Claus, y que tal vez si se portaba bien todo el año, él se los traería.
Un día después de ir a jugar Kurt a casa de este niño Raúl porque eran vecinos, olvidó ahí en casa de Raúl un transformer.

Al llegar a su casa y no encontrarlo le echo la culpa a Irwin, que aseguro ¡él lo había robado! Irwin siempre dijo que él no había tomado el juguete. Todos se enojaron con Irwin y lo regañaron creyendo que si lo había hecho.
 
 Hasta que un día Raúl le dijo a Kurt: -¡Eres un mentiroso! Tú dejaste el transformer en mi casa, ¡Irwin nunca lo robó!
Ese día todos se disculparon con Irwin por no haberle creído. Irwin solo contestó –Mamá esos juguetes  no son míos, yo se los pediré a Santa Claus y me los traerá porque me he portado bien.
Esa navidad Santa Claus miro las acciones de los niños y decidió que en el árbol de Raúl y de Irwin dejaría los juguetes que ellos deseaban, ya que siempre se habían tratado de ser compartidos buenos y sinceros.
En cambio en el árbol de Kurt no le dejaría ningún regalo para que le sirviera de lección y no continuara siendo egoísta, mentiroso y envidioso.
Esa navidad Irwin despertó y encontró muchos regalos en su arbolito, ese fue el premio por ser bueno, obediente y amoroso.
Emilio Contreras Castillo
 
 



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